3 de abril de 2014

De luces va la cosa


De luces va la cosa...

Hay días en los que uno se siente pletórico. De esos en los que te quieres comer el mundo y ves que puedes lograr todo lo que te propongas. La cuestión es proponérselo.
Bien , hoy es uno de ellos. A mí la verdad es que me influye bastante la luz del sol. No sería capaz de vivir en una ciudad como Londres, donde la luz es algo muy cotizado…

Eso de que cada ciudad tiene su propia luz es cierto. 
Pero en mi opinión como la luz española no hay ninguna. En Italia donde vivo ahora por ejemplo, no es igual; será porque estoy en el norte pero he visto muchas ciudades aquí y he de decir que ninguna tiene el reflejo del sol característico que tenemos nosotros. Otro ejemplo, París, la “ciudad de la luz…” que queréis que os diga, es una ciudad preciosa pero si tuviese la luz que tenemos en España lo sería aún más, es como que le faltan “matices”

Porque como en España en ningún sitio. Me explico; en Madrid, a las 6 de la tarde un día de primavera tiene una luz especial. Es difícil de explicar…

Esa dosis de energía que te da un día soleado pocas cosas lo pueden igualar. Asociamos el sol con la felicidad, con el buen rollo, con las cañas con amigos, con los paseos, con aprovechar el día, con descubrir mundo.

Pero también tengo recuerdos de días malos, en los que te dan una mala noticia y hay luz, mucha luz. Y es en esos momentos en los que te quieres consolar y te refugias en esa luz. Piensas que en un día tan bueno, tan bonito no se puede joder la cosa ¿No os pasa?. Pero eso es así,  nuestro estado de ánimo varía completamente en función de la luz.

Ya se nota que la primavera está aquí, nos encontramos más activos, las caras de la gente cambian. El buen humor se ve en todas partes, y en verano ya ni os cuento.

Es cíclico todo, en invierno nos proponemos aprovechar más el tiempo en casa, hacer algo productivo con nuestras vidas; aunque luego no llevemos a cabo nuestros proyectos. Nos consolamos con que la luz, esa luz de la que os hablo llegará pronto. 
Queremos estar listos y tenerlo todo preparado para cuando esa luz nos visite de nuevo.


Y cuando llega, el tan preciado tesoro; nos sentimos así, pletóricos


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