5 de diciembre de 2011

Bendita siesta...

Uno de esas tradiciones por las que somos conocidos en el mundo entero… Ni nuestro clima, ni la comida, ni nuestro arte… Nada de eso. Os hablo de LA siesta, sí. Bendita siesta. Afortunados los que podemos disfrutar de ella.

Hay dos tipos de personas, los que pueden y los que no. Normalmente los que no pueden suele ser atareados trabajadores, ejecutivos, cargos importantes. Los autónomos, siempre intentan abrirse un pequeño hueco para disfrutar de este pequeño lujo revitalizante. No importa donde estés, no es necesario que vayas a casa; en el trabajo, en tu sillita, apaga la luz, arrópate con la manta y disfruta de esos minutos tan placenteros…Si eres de los que no puedes de ninguna forma, entonces estás jodido amigo.

Incluso mis perritos gozan del placer de la siesta...

En mi caso, el caso del estudiante universitario, podemos permitirnos este lujo. De verdad que yo lo considero un lujo. Es como una droga, la necesitas diariamente, porque aquellos días en los que hay que estudiar, o te tienes que quedar hasta tarde haciendo cosas… Esos días sufro mi particular “síndrome de abstinencia”, debo recurrir al café a dosis cuantiosas. Después viene el efecto rebote y estoy con el ojo abierto hasta la madrugada…


Según los expertos, las siestas normalmente deben de ser de veinte minutos, pero que queréis que os diga; yo con la tercera parte de una hora no tengo tiempo ni para conciliar el sueño, de verdad lo digo. Tampoco hay que forzar, si de verdad te ves estresado, sí que puedes echarte la “minisiesta” de media hora, esa que después te deja como nuevo.

Pero la mayor parte de nosotros, los estudiantes, tenemos un problema. Se nos van de las manos. Eso de tumbarte un rato, ponerte la alarma del móvil una hora después, y abrir los ojos legañosos dos horas y media más tarde…
Oh si, ahí viene ya el cargo de conciencia, el momento en el que te das cuenta de que has perdido toda la tarde. Te habías planificado y tenías pensado hacer un montón de cosas, pero ya nada de nada. Porque abres el ojo como si fuese por la mañana, te levantas más cansado de lo que te acostaste, y te lamentas por esa pérdida de tiempo.

Muchas veces intentas hacer algo a esa hora, estudiar, hacer un trabajo… Pero es imposible, en casa al menos es algo que no concibo. Si quiero que esas horas me resulten productivas tengo que huir de mi refugio a la biblioteca por ejemplo.
Sin embargo, día tras día vuelves a caer, es un círculo vicioso. Hay veces en las que ya no sabes cómo salir de esta espiral de sueño acumulado; porque claro, después de tus dos horas de siesta te acuestas a las mil. A la mañana siguiente abres el ojo reventado… pensando en la siesta que te vas a echar después… Es cíclico todo.

¿Y qué me decís de ese antojo de dulce que se apodera de ti cada vez que abres el ojo después de tu megasiesta? Esto sólo lo entenderán los afortunados que pueden disfrutar de ella. Es mecánico, siempre que me despierto tengo antojo de algo dulce (y eso que yo soy de esas a las que nos gusta mas lo salado…) Pero disfrutar de un buen descanso y un caprichito azucarado después… Eso no tiene precio.

Apagas la luz, incluso bajas la persiana… Cuando me pongo a reflexionar llego a la conclusión de que si tuviese el mismo sueño por la noche que el que tengo a las 4 de la tarde dormiría como un bebé siempre…

También pienso cómo cuando éramos pequeños, y no tan pequeños, podíamos sobrevivir sin ella, y encima atender en clase a esas horas tan intempestivas… El día cundía mil veces más.

Pero si podemos y queremos, ¿por qué no vamos a disfrutar de este placer tan típicamente español? Está demostrado que la siesta en pequeñas dosis -al contrario de las que yo me echo- son beneficiosas para la salud y mejoran el rendimiento laboral, incluso ayudan a regular los ciclos hormonales. Asombroso. En muchos países se está importando esta costumbre, en Estados Unidos ya hay muchos centros a los que la gente va a dormir un poco en su hora del almuerzo. En Italia se dice “fare un pisolino” y es algo que todos los que pueden hacen. Nuestra costumbre más popular se está importando a multitud de países.

Por algo será…

2 comentarios:

  1. si no tengo chocolate despues de mi siesta,puedo matar para conseguirlo,algo q contenga chocolate,aunq sea un poco.pero matere si no lo tengo....

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  2. Media tableta de chocolate cae siempre, la siesta pocas veces, pero cuando lo consigo, se me va de las manos

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