4 de diciembre de 2011

Exámenes: Perfil del estudiante...

Ahora, en estas fechas en las que los exámenes nos acechan por todas partes, lo lógico es que no se me vayan de la cabeza. El estudio, esa disciplina de la que siempre hablamos, que siempre queremos llevar a cabo con la mejor de nuestras intenciones, y que sin embargo no realizamos tanto como queremos. Porque sí, todos nos hacemos el típico planning el cual nos deprime aún más al ver que no cumplimos ni la mitad de las cosas que nos habíamos planteado.
Pero eso sí, si uno de esos días en los que nos sentimos inspirados realizamos al menos el 55% de lo que teníamos pensado, Oh my god! Entonces nos motivamos y ya nos pensamos que somos los amos del mundo.

Bien, pues a raíz de eso. En esta época de redbull, café, horas de biblioteca en vano y nervios, os comentaré los diferentes perfiles del estudiante que llevo observando toda mi vida.. Porque en todas las clases sucede lo mismo, no importa si estas en la carrera, haciendo un máster, o en el colegio. Siempre ha sido así y siempre lo será.
Las horas muertas en la biblioteca son el pan de cada día...

Falta una semana para el gran momento, los exámenes. En esos días previos todos nos apresuramos a fotocopiar apuntes como locos. Reprografía parece las rebajas de El Corte Inglés, colas de estudiantes agobiados a los que les (mejor dicho, “nos”) pilla el toro. Todos terminamos trabajos que llevaban puestos un mes, porque nos gusta ese desafío de hacerlo todo a contrarreloj.


 Bien, cuando una todavía se está mirando el temario que entra en el examen, siempre está el histerico/a que lleva haciéndose resúmenes desde hace 3 meses. Y yo me pregunto ¿qué coño lleva estudiando tanto tiempo? Si yo me pongo a estudiar un examen con un mes de antelación se me olvida todo, pero todo. Una profesora mía a la que yo no tengo mucho estima dijo en una clase, que para aprender debemos estudiar, olvidar, volver a recordar… Para mí es mas efectivo eso de estudiar, sin olvidar. Porque no todos tenemos (o queremos) estar estudiando un examen un mes antes, porque no solo tenemos una asignatura, tenemos muchas y cada una requiere su tiempo. Pero bueno iré al grano.

El histérico tiene la capacidad de ponerte nervioso, te hace sentirte culpable por no haber sido así de aplicado en su día. También está el que  sólo habla de exámenes, que si esta muy agobiado, que si no le da tiempo… ¿Y qué me decís de ese que siempre dice que nunca estudia, que se lo “lee un poquillo” antes del examen y ya esta? Y después aparece con un 9… Venga no me jodas, no se por qué la gente niega que estudie. Porque yo cuando estudio, lo digo; cuando no, también; y si me pego la señora empollada también se lo cuento a la gente, eso sin que cunda el pánico.
También está ese o esa que se pasa la vida estudiando y haciendo trabajos, muy agobiado siempre, y que termina por agobiarte. ¡Que parece que estamos estudiando la ingeniería más difícil del mundo en lugar de periodismo señores! Y qué casualidad que esa persona después acaba sacando unas notas lamentables o suspendiendo. Yo de verdad no se que hace esa gente, porque si en realidad estudiasen lo que dijesen, deberían sacar un diez.

Por otro lado está ese que te dice que va a ir de empalme al examen, cuando en 3 horas te lo puedes saber de sobra. Exageraciones las justas, que en esta época estamos todos muy susceptibles.

Las nuevas tecnologías facilitan nuestra ardua tarea....
La biblioteca es el mejor recurso para evitar desconcentrarse en casa, pero si de verdad quieres que sea algo productivo… has de ir solo. Cuando voy acompañada me paso más tiempo fuera que dentro, pero eso sí; después te vas a casa y dices… Vengo de la biblioteca, aunque no hayas hecho nada incluso tú mismo te crees que sí que lo has hecho.
Con mi mejor amigo, casi como un hermano, he pensado en crear una discoteca, se llamará “La Biblioteca”, chupitos baratos, sin garrafón… Desde por la tarde puedes ir a tomarte tus cervezas… Después puedes volver a casa y decir…” Mamá, vengo de la biblioteca” Y todos tan contentos. Pero eso es otro cantar, a ver si hay suerte y un día nuestro futuro negocio sale a flote, porque sería un exitazo.

Momento del examen, faltan un par de horas, todos repasando, ideando tácticas para copiar. Cierto que con las nuevas tecnologías es mucho más fácil meterse los apuntes en un pdf, o que te lo chiven por Whatsapp; el factor clase también es muy clave.

Pero en esas horas previas, estás como un flan. Y llega el imbécil de turno y empieza a preguntar cosas del temario aleatoriamente, te dan ganas de matarlo. O el que te dice, “¡Ay!, un alumno que venía a esta clase hace 10 años dice que va a entrar esta pregunta”. O el “me han dicho que esto cae”, y cuando le preguntas que por qué lo cree te responde “ah no se, me lo han dicho”…Claro, yo también me puedo inventar mil preguntas sin fundamento, definitivamente, la gente es idiota.

Como esto hay mil ejemplos, mi consejo. No os fiéis de nadie, todos se tiran el pisto, o casi todos. Así que no os estreséis, cada una a su ritmo.  ¡Buena suerte!

3 comentarios:

  1. Pero cuanta razón tienes tú no?
    Yo soy más del perfil de no hacer nada durante todo el curso, adoptar el histérico cuando falta un día y probar suerte, unas veces se gana, otras se pierde jajaja
    mucha suerte para ti también :)

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  2. aplausos.
    me ha encantado

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  3. Artículo ingenioso y divertido...y muy real!

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