El último día del año.
El supuesto fin.
El momento de echar la vista atrás.
De pensar.
De mirar hacia delante.
De desear.
De cambiar.
Como cada 31 de diciembre, las noticias, periódicos, webs,
redes sociales y demás nos invaden con las recopilaciones de todo aquello que
ha sucedido, lo que creen que vendrá, lo mejor y lo peor del año… También están
las felicitaciones globales de las fiestas, que sinceramente me parecen un poco
repetitivas ya, la gente debería innovar un poco respecto a eso. Y también están
aquellas noticias sobre las comilonas que nos vamos a pegar esta noche, la
resaca que tendremos al día siguiente, las 12 uvas… En fin, todas las
tradiciones se repiten año tras año.
Y tal día como hoy, la última tarde de cada año muchos de
nosotros reflexionamos, y vemos todas las cosas que nos han sucedido en este
año que nos deja. Porque siempre se suele decir que ha pasado muy deprisa, que
no nos ha dado tiempo a darnos cuenta de que ya se acaba y mil tópicos más. Pero
si te pones a pensar más profundamente han sucedido mules de cosas, muchas de
ellas que ni imaginabas, otras que ya las veías venir.
Ha conocido gente, hecho amistades, reforzado algunas,
perdido a alguien. Has asentado un poco la cabeza, has viajado, has leído, has
soñado, has reído hasta no poder respirar más, has llorado hasta quedarte
dormido, te has conocido un poco más a ti mismo, has madurado, has aprendido
cosas nuevas, has dejado algunas costumbres, retomado otras... Para algunos
este ha sido el mejor año de su vida, para otros el peor.
Todo es muy relativo.
En mi caso, puede decirse que hasta septiembre ha sido uno
de los años en los que más me he movido, y que más gente he conocido. Pero a
partir de este mes, con el inicio del nuevo curso, la vuelta a la rutina de
nuevo.. .Se pierde un poco de esa ilusión.
Porque no sé vosotros, pero a mi todos los años me ocurre lo
mismo, desde enero hasta marzo o abril, son los meses de inauguración del año.
Todos estamos deseando cumplir nuestros propósitos, que si
gimnasios, dietas, estudiar más, hacer cosas nuevas… Al principio tardamos un
poco en mentalizarnos pero si de verdad lo conseguimos somos unos cracks, para
qué negarlo.
A partir de abril comienzan los meses clave, los meses de
abril a agosto aproximadamente. Son los meses en los que más suelo disfrutar,
ya estamos metidos de lleno en el año, llevando a cabo proyectos, disfrutando…
Septiembre… es un mes raro, un mes de paso, transición al
nuevo año de trabajo, reencuentros con los amigos, puesta a punto. Vuelta a las
costumbres de siempre…
Y por último están los meses de octubre a diciembre, para mi
gusto, los meses de transición. Los meses en los que ya estamos pensando en el
siguiente año, aún así los disfruto mucho. Diciembre especialmente, con su
encanto, sus luces, y su calidez a pesar del gélido viento.
Pues bien, os recomiendo que cada uno de vosotros hagáis una
lista, aunque sea mental, de lo mejor que os ha traído cada mes. Porque una vez
que veáis todo o que os ha sucedido pensaréis “Joder, no ha ido tan mal la
cosa. La verdad es que ha sido un año cojonudo”. Dicho esto, y habiendo echado
la vista atrás podréis empezar a ver lo que viene…
No hay comentarios:
Publicar un comentario