24 de octubre de 2011

Tatuajes...¿Una moda pasajera?

Ayer ví en las noticias la controversia que se ha causado a raíz del lanzamiento de una nueva Barbie un poco punk, con el cuerpo tatuado, el pelo rosa, e incluso un perrito de tachuelas. La polémica surgió porque muchos padres creen que no es un modelo de muñeca adecuado para sus hijas debido a la  gran cantidad de tatuajes que luce, resultando muy macarra para muchos.
Es por eso que me ha dado una idea para sacar a colación un tema en el cual podéis ser fervientes admiradores o detractores. Creo que ya podéis imaginaros de que se trata.





Pues bien, ¿alguna vez os habéis hecho un tatuaje? Si la respuesta es afirmativa, ¿qué os ha llevado a hacerlo?


La mayor parte de la gente cree que la moda del tatuaje es algo pasajero y bastante reciente. En eso están completamente equivocados. Ya en el Antiguo Egipto la gente se tatuaba, patente queda en las momias, como símbolo de buena suerte y para atraer la gracia. También en la Antigua Roma lo hacían. Por otro lado, se han hallado en hombres del neolítico las famosas marcas, en este caso en la rodilla y la espalda.

Más tarde los tatuajes fueron reintroducidos por los expedicionarios del famoso Capitán Cook, por el siglo XVIII. Lo que tuvo como consecuencia por una parte, que se asociasen mucho con los marineros, quienes tatuaban su cuerpo con anclas para atraer la buena suerte en sus aventuras marinas. Incluso miembros de la realeza volvían tatuados de la marina ingles, como por ejemplo Don Juan de Borbón (el padre de nuestro actual rey). Por otro lado, también se ha relacionado el arte del tatuaje con los presos y delincuentes, pues muchos de ellos precisamente para evitar problemas con la justicia se enrolaban en la marina. Pero nada más lejos de la realidad, hay tatuajes para todos y de todos los tipos.

Durante los 60 y los 70 los hippies se tatuaban el cuerpo como símbolo de paz, cambiando los anteriores diseños basados en anclas, puntos y rayas y adoptaron un estilo más colorista, más folk. Lo cual popularizó mucho este proceso de marcar el cuerpo.
Hoy en día, el tatuaje es mucho más asequible, el conocimiento y perfeccionamiento de la técnica ha motivado su resurgimiento. También las celebrities que los lucen han contribuído a esta popularización.

Ahora bien, yo planteo la reflexión a la hora de hacerse uno. Es absurdo tatuarse el nombre del novio, o el rollete de turno. Marcados como animales con el nombre de otro, Me parece que ha de ser algo más profundo para la persona, que simbolice algo, para ella y sólo ella. Y que no se trate de una moda, que sobreviva a lo efímero del momento.

Que se asocie con macarras o con la vulgaridad ya es algo distinto. Bien es sabido por todos que mucha gente se tatúa motivos absurdos, en su mayoría tribales, dragones o cosas que siguen la misma línea hortera; fruto de la incultura. Pero también los hay con clase y estilo. Yo misma soy firme defensora de que no tiene nada de malo tatuarse, algo que sea pequeño discreto y que suponga algo que te identifique. Pero no toda la gente piensa eso a la hora de hacerlo, la mayor parte de las veces por una ataque de locura transitoria, otras por simple aburrimiento. Aburrimiento del cual nos arrepentimos cuando han pasado unos años…
Puede que también mucha gente se haga algún pequeño tatuaje con el pensamiento en la cabeza de podérselo quitar gracias a la tecnología del láser, que ha mejorado mucho en los últimos años, apenas dejando marca.

Incluso yo misma tengo unos, eso sí, pequeñito. Tiene ya un tiempo, me lo hice a mis dieciocho, y era algo que llevaba pensando desde los catorce años. Lo más importante es que es un símbolo que me identifica y me gusta, algo discreto y que no me cansa. He de decir que me costó tomar la decisión hasta que un día me atreví. Lo que aconsejo a todo el mundo es informarse sobre la técnica empleada, las medidas de sanidad del centro en el que te lo vas a hacer, y sobre todo, estar muy muy seguro de que de verdad lo quieres, pues se trata de tu cuerpo.
Eso sí, dicen que el que se hace uno repite; y lo que yo digo es, nunca digas nunca.

Una imagen de mi pequeño tattoo.

Dicho esto, a quien le interese este arte, animo a todos a leer la historia del tatuaje, muy curiosa en muchos aspectos, y a respetar las opiniones del resto, porque para gustos los colores. 

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