10 de octubre de 2011

Vicio

Hoy he tenido un día muy tranquilo, quizás demasiado tranquilo.
No con ello quiero decir que haya sido aburrido ni mucho menos.
Ni siquiera me he dado cuenta de que el piloto rojo de mi blackberry no brillaba como hace normalmente hasta bien entrada la tarde.

He intentado contactar con mis amigos a través del chat y nada, no funciona. Después de alguna que otra llamada a Vodafone y consultar las diferentes redes sociales he visto que no era la única a la que le afectaba el problema. A continuación consultando los diarios digitales he podido comprobar de que se trata de un problema de magnitudes casi globales, pues afecta a Asia, Europa, África y Oriente Medio.
Pues bien, ante todo este "caos multimedia" que nos afecta a 2 millones de personas en España, y a 70 en el Globo; he podido darme cuenta de lo atrapados que estamos a las redes sociales, al contacto con los demás, atrapados al mundo virtual. Muchas veces he oído decir la expresión "que vicio tengo a los Smartphones", incluso por mi boca ha salido en repetidas ocasiones.
Y es que no nos damos cuenta, pero siempre estamos esperando a que ese pilotito rojo brille.

Y cuando no brilla, nos inquietamos.
Miramos desconfiados la pantalla.
Expectantes de que ese haz luminoso recobre su luz.

Hasta mi perrito Tyson es un adicto a la Blackberry




Y cuando nos damos cuenta de que no brilla, nos desilusionamos. Pero, ¿por qué?, ¿es que acaso tenemos la necesidad de comunicar a la gente lo que estamos haciendo a cada momento? A la mayoría de gente no le importa, porque pensémoslo bien. Herramientas como twitter están perdiendo su esencia periodística porque mucha gente habla de la siesta que se ha echado, o de los zapatos tan bonitos que ha visto en ese escaparate.

Yo misma lo he usado mil veces con ese fin. Y quién sabe, quizás cuando se vuelva a solucionar el problema estaré igual de enganchada, pero esta reflexión me ha hecho plantearme cosas, y espero que a muchos de vosotros también. Vivid vuestras vidas, guardad vuestras experiencias en vuestro interior, y no os preocupéis por lo que la gente piensa. Pues a menudo muchos de estos "tweets" , estados en las redes sociales o dependencia de las conversaciones con el resto de la gente pueden ser fruto de la inseguridad.

Y si, digo inseguridad, una inseguridad que se transforma en la dependencia del dichoso chisme.

Inseguridad de perder el contacto constante.
Inseguridad de ser olvidados.
Inseguridad de sentirnos fuera de lugar.

Pues yo os digo, que en mi día de hoy he podido conversar más con mi familia, incluso con mis perros, pensar más en mí, no dar explicaciones a todas horas. He podido estar más concentrada mientras estudiaba o leía la prensa, sin tener que estar atenta del destello rojo.
Os invito a que reflexionéis en qué se está transformando el Mundo, en el que las relaciones han perdido en la mayor parte de los casos su esencia humana.

Mañana será otro día, quizás haya cambiado un poco nuestra actitud con nuestros Smartphones cuando "resuciten" de su estado latente, y quizás pensemos en estos interrogantes. Con eso ya me sentiré satisfecha, porque poco a poco podremos ir despegándonos de los dichosos aparatitos.

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